LOS AMORES DE LA GATA COQUETA
LOS AMORES DE LA GATA COQUETA

Los amigos son ángeles que sujetan tus alas, cuando estas no pueden recordar como volar. Anonimo











Una semilla germinada con amor, será mañana una hermosa flor...






domingo, 28 de octubre de 2012

Persiguiendo un comenta...


Podría decirte tantas cosas

Podría decirte, que me entretuve con la vida en el camino
Que me encontré con un recuerdo de la infancia
Que fui detrás de un cometa y se hizo tarde
Que me perdí entre diez mil manifestantes.

Podría decirte que un viejo me invito a ver el alba
Que estuve hablando de negocios con el diablo
Que casi casi vendo el alma por la gloria
Pero al final solo tomamos un café.

Podría decirte tantas mentiras algunas tontas otras no tanto
Otras piadosas otras no tanto otras muy lindas y algunas mas para quedar bien
Y tu amor mío al igual que siempre me creerías porque me amas
Pero esta vez sinceramente quiero que sepas que te fui infiel.

Podría decirte que tuve un día de esos que no tuve salidas
Que fui a un bar y me bebí todas mis angustias
Que me sedujo una mujer sin apellido
Que no recuerdo ni el color de su cabello
Podría decirte que fue tan solo una aventura de mi cuerpo
Que fui una victima del frío de la noche
Que al fin y al cabo soy un hombre como tantos
¿Quien no engaño a su mujer alguna vez?
Podría decirte tantas mentiras algunas tontas otras no tanto
Otras piadosas otras no tanto otras muy lindas y algunas mas para quedar bien
Y tu amor mío al igual que siempre me creerías porque me amas
Pero esta vez sinceramente quiero que sepas que me enamoré...

Autor; 
Gian Franco Pagliaro

sábado, 20 de octubre de 2012

Aquella cinta lejana llamea en el horizonte


 La profecía

Me lo contaron ayer,

las lenguas de doble filo,
que te casaste hace un mes...
Y me quedé tan tranquilo.

Otro cualquiera, en mi caso,
se hubiera echado a llorar;
yo, cruzándome de brazos,
dije que me daba igual.

Nada de pegarme un tiro,
ni de enredarme a maldiciones,
ni de apedrear con suspiros
los vidrios de tus balcones.

¿Que te has casado? ¡Buena suerte!
Vive cien años contenta
y a la hora de la muerte
Dios no te lo tenga en cuenta.

Que si al pie de los altares
mi nombre se te borró,
por la gloria de mi madre
que no te guardo rencor.

Porque sin ser tu marido
ni tu novio, ni tu amante,
soy el que más te ha querido:
y con, ¡¡con eso tengo bastante!!

Y haciendo un poco de historia nos volveremos a atras
Para recordar las glorias de mis dias de chaval

¿Qué tiene el niño, Manuela?
que anda como trastornado;
le noto cara de pena
y el colorcillo quebrado.

Ya no juega a la pelota,
ni tira piedras al río,
ni se destroza la ropa
subiéndose por el nido.

¿No te parece a ti extraño?
¿No es cosa muy rara
que un chaval de doce años
tenga tan triste la cara?

Mira que soy perro viejo,
y andas demasiado tranquila.
¿Quieres que te dé un consejo?
Vigila, mujer, vigila...

Y fueron dos centinelas
los ojillos de mi madre.
Cuando sale de la escuela
se va pa los olivares.

¿Y qué es lo que busca allí?
Una niña,
tendrá el mismo tiempo que él.
José Manuel, no le riñas,
que está aprendiendo a querer.

Mi padre encendió un pitillo,
se enteró bien de tu nombre,
y te compró unos zarcillos,
y a mí, a mi un pantalón de hombre.

Yo no te dije te adoro,
pero amarré a tu balcón
mi lazo de seda y oro
de primera comunión.

Y tú, fina y orgullosa,
me ofreciste en recompensa
la cinta color de rosa
que engalanaba tu trenza.

Voy a misa con mis primos.
Bueno; te veré en la ermita.
¡Y qué serios nos pusimos
al darte el agua bendita!

De vuelta, en el campanario,
cuando rompimos a hablar:
dice mi tíita Rosario
que la cigüeña es sagrada...

Y el colorín y la fuente,
y el rocío, y el bronce
de esta campana y el
romero de los montes,
y aquel torito valiente
que está bebiendo en el río.
Y aquella cinta lejana
que llamea en el horizonte.

¡Todo es sagrado! cielo y tierra,
porque todo lo hizo Dios.
¿Qué te gusta más?
Tu pelo.
¡Qué bonito me salió!
y tus manos redonditas,
y tus pies, fingiendo el paso
de las palomas zuritas.

Con la pureza del copo
de nieve te comparé.
Te revestí de piropos
de la cabeza a los pies.

Te hice un ramo
de pitiminí precioso,
y luego nos retratamos
en las agüitas del pozo.

¿En qué piensas?
En darte un beso.
Y sentí una vergüenza
que me caló hasta los huesos.

De noche, muertos de luna,
nos vimos en la ventana.
shh calla! mi hermanillo está en la cuna;
le estoy cantando la nana.

Y mientras tú le cantabas,
yo inocente, pensé
que la nana nos casaba
como marido y mujer.

¡Pamplinas, figuraciones
que inventan los chavales!
Después la vida se impone:
tanto tienes, tanto vales...

Por eso hoy, al enterarme
que llevas un mes casáda,
no dije que iba a matarme
sino... ¡que me daba igual!

Mas, como es rico tu dueño,
te vendo esta profecía;
tú, cada noche, en tus sueños,
soñarás que me querías,
y recordarás la tarde
que tu boca me besó
y te llamarás ¡cobarde!
como te lo llamo yo.

Y verás, sueña, que sueña,
que me morí siendo chico
que se llevó una cigüeña
mi corazón en el pico...

Pensarás: No es cierto nada;
yo sé que lo estoy soñando.
Pero allá a la madrugada
te despertarás llorando
por el que no es tu marído
ni tu novio, ni tu amante,
sino... ¡el que más te ha querído!
y con eso..¡¡Con eso tengo bastante!!
por lo demas, todo se olvida,
veras como dios te envia
un hijo como una estrella,
avisamelo enseguida,
me servira de alegria
cantarle la nana aquella!!
Quítate de la esquina,
chiquillo loco,
que mi madre no quiere
ni yo tampoco.

Pensarás: No es cierto nada;
yo sé que lo estoy soñando.
Pero allá, pero allá en la madrugada
te despertarás llorando
por el que no es tu marído,
ni tu novio, ni tu amante,
sino... ¡el que más te ha querído!
y con eso..¡¡Con eso tengo bastante!!

Autor;

Paco Stanley